El Zoo de Barcelona, donde actualmente viven más de 2.200
animales de 319 especies diferentes, cumplirá en septiembre sus primeros
120 años de vida, marcados por sus animales más emblemáticos: su primer
elefante "Avi", la elefanta "Júlia", el inolvidable gorila albino
"Copito de Nieve" o la orca "Ulises".
Aunque el zoo barcelonés, el más antiguo de España, busca un
animal que se convierta en nuevo icono del parque, su apuesta pasa por
la investigación, la educación y la preservación de las especies en
peligro de extinción, según su director Miquel Trepat.
Del zoo que
abrió en 1892 con la finalidad de exhibir animales exóticos, se ha
pasado a un zoológico científico que asume su papel de "reserva de
biodiversidad" con proyectos de investigación, "cría en cautividad y
reintroducción de especies" en sus espacios naturales, en palabras de
Trepat.
El Zoo de Barcelona, que el año pasado batió su récord con
1.164.027 visitantes, está presente en los recuerdos infantiles de casi
todos los barceloneses por lo que además es, según Trepat, "patrimonio
cultural y sentimental" de la ciudad.
Copito de nieve
Los
barceloneses se han identificado a lo largo de los años con sus
animales más emblemáticos, especialmente con el único gorila albino
conocido del mundo "Copito de Nieve", que llegó en 1966 para dar
renombre internacional a este zoológico.
El zoo de Barcelona se
inauguró el 24 de septiembre de 1892 en el parque de la Ciutadella tras
la compra por parte del ayuntamiento de la colección de animales
exóticos del banquero Lluís Martí-Codolar.
Primates, animales
acuáticos y grandes cuadrúpedos, además de un laboratorio ictiológico
para criar peces que sirvieron para repoblar algunos ríos, fueron los
primeros atractivos del zoo.
Cuando murió su primer elefante,
"Avi", que ya formaba parte de la colección de Martí Codolar y que era
el más admirado del parque, el virrey de Marruecos, Muley Hafid, regaló a
Barcelona en 1915 otro paquidermo hembra, "Júlia", que pronto se
convirtió en icono, hasta el punto de que Angel Guimerá y Amadeu Vives
le dedicaron un himno que se cantaba en las escuelas municipales.
En
1918 murió, mordido por una serpiente, el primer director del zoo,
Francesc Darder, y en 1927 se implantó por primera vez el pago para ver a
los animales, con una entrada de 25 céntimos.
Estos ingresos extras permitieron traer nuevos animales, como una pareja de tigres, un grupo de camellos y un tapir.
La
Guerra Civil y la posguerra sumieron al zoo en su época más triste,
muchos de sus animales murieron por inanición, entre ellos la popular
"Júlia", y otros muchos cayeron víctimas de bombardeos.
En 1956,
el ayuntamiento empezó a sustituir las jaulas por espacios que
reproducían los hábitats naturales de cada especie, y en 1960 se creó el
centro de adaptación de Ikunde (Guinea Ecuatorial), dirigido por el
primatólogo Jordi Sabater Pi, en la primera apuesta por la ciencia y la
educación.
Con la gran nevada de 1962 el zoo de Barcelona volvió a
perder muchos de sus ejemplares tropicales que no soportaron el intenso
frío, y en 1963 se construyó la instalación de la sabana africana,
donde se pusieron elefantes, jirafas, búfalos, hipopótamos,
rinocerontes, cebras, ñus, aves...
La mayor eclosión se produjo en
1966 con la llegada de "Copito de Nieve", el único gorila albino
conocido del mundo que unos indígenas llevaron malherido al centro de
Ikunde.
El pelaje blanco y la piel rosada de "Copito" impactaron
en los barceloneses, que hicieron suyo al gorila mientras la revista
"National Geographic" lo puso en su portada y otorgó al zoo barcelonés
el prestigio internacional que ya nunca ha dejado.
Convertido en
símbolo de la ciudad, "Copito" vivió 37 años en Barcelona, hasta su
fallecimiento en 2003, y ha dejado una enorme prole formada por 21
hijos, siete nietos y un biznieto, aunque probablemente dos de sus
nietas están embarazadas y sumarán otros dos biznietos a final de este
año.
Otro de los atractivos internacionales del zoo barcelonés es su delfinario, uno de los primeros de Europa, construido en 1968.
En
1983 llegó la orca "Ulises" que vivió en el gran tanque del "Aquarama"
durante 11 años y que también cautivó a los barceloneses, que lloraron
cuando lo trasladaron al Sea World de San Diego, que a cambio prestó al
zoo barcelonés los primeros dos koalas que se vieron en España.
La
muerte en 2003 de "Copito" motivó la apertura del espacio "Gorilas" en
un zoo, que durante los últimos años ha abierto nuevas instalaciones
para los vistosos guacamayos, para los feroces dragones de Komodo, que
ahora está intentando reproducir en cautividad, o las cómodas
habitaciones climatizadas para "Susi" y "Yoyo", las dos elefantas que
viven actualmente en el zoo.
Para celebrar los 120 años, los
responsables del zoo han pedido a todos los barceloneses que aporten
fotografías antiguas en el zoológico para confeccionar un gran mural de 6
metros de largo que se inaugurará para las fiestas de la Mercè. EFE.
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