domingo, 15 de abril de 2012

Jardines verticales para atenuar la contaminación



"Debemos cultivar nuestro jardín", escribió Voltaire, pero incluso él no imaginó esto: un arco de 50.000 plantas alzándose por encima de una avenida en una metrópolis que alguna vez fue llamada "Mexsicko City" por su contaminación.
El arco, una de tres eco-esculturas instaladas a lo largo de Ciudad de México por un grupo sin fines de lucro llamado VerdMX, es tanto arte como una fuente de oxígeno. Captura el ojo. Además, se traga el bióxido de carbono que contribuye a altos niveles de ozono, particularmente en esta época del año cuando el sol es fuerte y las lluvias escasean.
"La máxima prioridad de los jardines verticales consiste en transformar la ciudad", dijo Fernando Ortiz Monasterio, de 30 años, el arquitecto que diseñó las esculturas. "Es una forma de intervenir en el ambiente", explicó.
Muchas ciudades tienen reputaciones ecologistas en varios sitios del planeta; Portland, Oregón, incluso tiene su propios jardines verticales. Pero en el mundo en desarrollo, donde las clases medias están creciendo a la par del consumo, el desperdicio y el uso de energía, Ciudad de México es un mundo nuevo y salvaje. El hazmerreír se ha convertido en el líder a medida que el aire ha pasado de ser legendariamente malo a muy mejorado. Los niveles de ozono y otras medidas en contra de la contaminación la ponen casi al mismo nivel del aire de Los Ángeles.
"Tanto Los Ángeles como Ciudad de México han mejorado pero en esta última, el cambio ha sido mucho mayor", destacó Luisa Molina, científica investigadora del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), quien ha llevado a cabo extensas comparaciones de contaminación. México "está muy avanzado no solo en términos de América Latina, sino de todo el mundo. Cuando viajo a China, todo lo que la gente quiere oír es la historia de México".
En parte, es estrategia. A partir de los años 80, el gobierno mexicano creó edictos que reformularon la gasolina, cerró o mudó fábricas tóxicas y prohibió que la mayoría de sus motoristas usaran su automóviles un día a la semana. En fechas más recientes, Ciudad de México agregó un popular programa gratuito en el que se prestan bicicletas y acrecentó sistemas de transporte público.
Los ambientalistas están mucho menos impresionados con las vías de dos pisos que siguen en construcción. Sin embargo, incluso los mexicanos más optimistas nunca han esperado que el gobierno cree "el mejor de todos los mundos posibles", para citar al personaje Pangloss de "Cándido", de Voltaire, así que muchos prefieren mostrarse exultantes con respecto a esfuerzos de cooperación impulsados por ciudadanos como VerdMX.
Ciudad de México se ha convertido en una incubadora para estos tipos de grupos, que mezclan financiamiento corporativo con nuevas ideas. Algunos dicen que la actividad tiene su origen en la naturaleza tangible del problema: la fuerte contaminación se siente en las irritadas gargantas de todos. Pero, sin consideración a eso, entre los jóvenes, modernos y educados, existe una creciente conciencia cívica.
Una parte de esto puede verse en la vibrante esfera artística de la capital, donde inquietudes ambientales a menudo se superponen a la expresión creativa. De hecho, todo parece indicar que una versión del potencial a punto de abrirse que caracterizó en alguna época a París o Nueva York en, digamos, los años 20, ha llegado en mega ciudades del "nuevo mundo" como la presente, pero con un giro. La Era de la Máquina de comienzos del siglo XX ha dado paso, para algunos, a la Era Verde de comienzos del siglo XXI.
Las gigantescas esculturas verdes de VerdMX -que forman parte de un movimiento mayor de jardines verticales- encajan a la perfección.

No hay comentarios:

Publicar un comentario