En los
vertederos los residuos están en contacto directo con el suelo y cuando
llueve, el agua produce lixiviados - al disolver los elementos, tanto
orgánicos como inorgánicos
ECOticias.
En España, al igual que ocurre en el resto del mundo, existen
multitud de suelos contaminados por distintos motivos. Un caso
particular de degradación de suelos lo constituyen los numerosos
vertederos de residuos sólidos urbanos que han proliferado en el pasado
por todo el país. Estos basureros generan, además, un gran impacto al
contaminar las aguas subterráneas y superficiales, que se puede
prolongar durante muchos años después de su clausura.
En los vertederos los residuos están en contacto directo con el suelo
y cuando llueve, el agua produce lixiviados - al disolver los
elementos, tanto orgánicos como inorgánicos, presentes en las basuras-
que se filtran y pasan a formar parte del suelo. Estas sustancias
contaminantes finalmente se incorporan a la cadena trófica a través de
las herbáceas de pasto que crecen en dichos suelos y que son consumidas
por el ganado doméstico, las especies cinegéticas y el resto de fauna
silvestre.
Una forma de evaluar la calidad de los suelos es estudiar los
organismos que viven en ellos. Junto con las plantas, los nematodos son
uno de los grupos más utilizados. Estos gusanos microscópicos son un
excelente bioindicador porque son muy abundantes -un metro cúbico de
suelo puede llegar a contener 30 millones de individuos-, están en todas
partes y se recolectan fácilmente. Además, sus comunidades son muy
diversas y desempeñan un importante papel en la biogeoquímica del suelo
al regular la descomposición de la materia orgánica y la liberación de
nutrientes.
Dos investigadores del Museo Nacional de Ciencias Naturales y de la
Universidad de Alcalá de Henares han examinado la presencia de metales
pesados, sales y otros componentes orgánicos en 15 antiguos vertederos
de la Comunidad de Madrid sellados hace 20 años. También han analizando
la diversidad de plantas y nematodos en el suelo de los mismos y en los
pastizales que los rodean.
Los análisis, publicados en la revista Journal of Environmental Management,
revelan la presencia de metales pesados como el cinc, cobre, cromo,
níquel, plomo y cadmio en los suelos; sales como cloruros, sulfatos y
nitratos en suelos y agua; y elevados niveles de contaminantes orgánicos
como hidrocarburos aromáticos y alifáticos, e insecticidas como el
lindano, detectados en los suelos.
Este último alcanzó niveles preocupantes, de acuerdo con los valores
recomendados para los organismos terrestres. Además, la mitad de las
muestras de agua analizada mostraron una valores de demanda química de
oxigeno muy altos. También se detectaron trazas de compuestos fenólicos,
algunos con elevados niveles de 2-clorofenol y pentaclorofenol.
Jesús Pastor, del MNCN, señala: "Se aprecia una diversidad muy baja
de plantas y nematodos, probablemente debido a la presencia de estos
contaminantes; de hecho, la diversidad es incluso inferior a la
registrada en otros ecosistemas degradados de la zona". Para este
investigador "estos factores condicionan la revegetación de estos suelos
y la recuperación de las laderas y ecosistemas terrestres de sus áreas
de descarga".
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