La primera reacción que genera el anuncio de la creación del SENACE es
positiva y se debe saludar la iniciativa de comenzar a transferir la
competencia de la aprobación de los Estudios de Impacto Ambiental (EIA) a
un organismo técnico e independiente de los sectores que promueven las
inversiones. Este es un primer paso para lograr una gestión ambiental
independiente desde el Estado y así comenzar a recuperar credibilidad de
las poblaciones.
Sin embargo, la ley aprobada en el Congreso, plantea algunas dudas que
no han sido aclaradas y superadas. Por ejemplo, la propuesta establece
que algunos Estudios de Impacto Ambiental podrán ser excluidos a
propuesta de los sectores. El riesgo es que este artículo se convierta
en una ventana abierta para que cada ministerio pueda solicitar la
exclusión de algún EIA del ámbito de SENACE, por motivos que nunca
faltarán, relegando los criterios de sostenibilidad ambiental.
Otros temas a considerar: el rol de los gobiernos regionales y locales
en estos procesos de evaluación ambiental. ¿Se los va a seguir
excluyendo de los procesos de toma de decisión sobre los proyectos que
se implementan en las regiones? No hay que olvidar que el conflicto de
Conga ha sido una muestra de la necesidad de involucrar previamente a
los gobiernos regionales y de informar adecuadamente a las poblaciones.
Asimismo, una novedad importante es la implementación del mecanismo de
ventanilla única, el cual ha funcionado en otros países del mundo en
aras de promover la simplificación administrativa. Sin embargo, se
espera que la búsqueda por simplificar los procedimientos
administrativos no sacrifique la rigurosidad técnica que se requiere
para una adecuada evaluación de los EIA.
Por otro lado, la creación del SENACE debe considerarse como una
extraordinaria oportunidad para incluir a las Evaluaciones Ambientales
Estratégicas (EAE) como instrumentos que deben ser implementados y
evaluados por este organismo. No hay que olvidar que los EIA son hoy en
día insuficientes y se necesita instrumentos complementarios como los
EAE para medir los impactos acumulativos de varios proyectos en una
determinada zona.
Es el momento de comenzar a construir en el país un sistema de
evaluación ambiental que recoja los mejores estándares globales. La
creación del SENACE puede ser un primer paso que deberá complementarse
con otras medidas que se han ofrecido y que hasta ahora se siguen
haciendo esperar.
Las políticas públicas en materia ambiental deben respaldarse en normas
eficientes que contribuyan a una verdadera estrategia de desarrollo
sostenible y por supuesto a la reducción de la conflictividad social en
el país.
La investigación pretende determinar el impacto que tiene la
disminución de la cantidad de agua que cae en las capas del suelo y las
consecuencias que tiene en la vegetación.
"Algo que hace diferente
a este experimento de otros similares es su magnitud. Su tamaño nos
permite tener un mejor entendimiento de lo que pasa", dijo hoy a Efe
Joaquín Ruiz, director del Departamento de Ciencias de la UA, durante la inauguración del proyecto.
El
estudio se lleva a cabo dentro de unas instalaciones a las afueras de
la ciudad de Tucson (Arizona) que llevan por nombre Observatorio de
Cambios de Terrenos (LEO, por su sigla en inglés) y que están compuestas
por tres grandes invernaderos acristalados cada uno de ellos con 272
kilogramos de roca volcánica.
Cada estructura, de 30 metros de
largo por 12 de ancho, está ligeramente inclinada para asimilar la
posición de la lluvia cuando desciende desde una montaña y cuenta con
1.800 sensores que analizan la cantidad de agua que baja.
Cada uno
de estos sensores tomará también medidas del movimiento del agua, la
energía, los nutrientes y el carbono a través de la complejidad de
paisajes naturales.
Peter Troch, uno de los científicos a cargo de
la prueba, explicó a Efe que uno de los propósitos fundamentales es
entender cómo el suelo, plantas y el agua se relacionan entre sí para
mantener la vida en el planeta.
"Queremos saber lo que pasa en la
superficie, y los minerales que van al subsuelo que permiten a la
próxima generación de plantas crecer", dijo Troch.
Indicó que, a
pesar de que el concepto es simple, este proceso todavía no es entendido
en su totalidad, debido a que generalmente se estudia de forma separada
por los científicos.
Al permitir a los científicos ejecutar
diferentes escenarios climáticos, LEO hace posible entender cómo el agua
se mueve a través del suelo y como las plantas responden a estos
cambios y lo que producen a la atmósfera.
La prueba pretende
mejorar los modelos informáticos que se utilizan para predecir cómo se
comportan los sistemas terrestres debido al cambio climático.
Troch
indicó que próximamente comenzarán a agregar plantas al experimento,
comenzando primero con diferentes tipos de pasto que son nativos de esta
área.
El director del Departamento de Ciencias de la UA indicó
que es de suma importancia vigilar las consecuencias de los cambios
climáticos, ya que, en su opinión, están afectando seriamente la
composición química de los océanos, la disponibilidad del agua y las
plantas. EFEverde