martes, 15 de enero de 2013

Con las políticas públicas energéticas adecuadas España sería líder en innovación

España tiene el potencial necesario para convertirse en líder en innovación energética a nivel mundial
 ECOticias.
El centro de investigación Economics for Energy reclama en su último informe, presentado en Madrid, un papel más activo, completo y flexible de la administración pública para ganar competitividad. Los ahorros obtenidos por el sistema energético español podrían ser 70 veces superiores a la inversión en I+D para algunas tecnologías.  La energía fotovoltaica parece presentar mejores perspectivas que la eólica en términos de innovación, siempre que se dirijan adecuadamente los incentivos.

España tiene el potencial necesario para convertirse en líder en innovación energética a nivel mundial, siempre que las políticas públicas se reactiven con medidas más completas y flexibles, incluyendo un seguimiento más exhaustivo de los proyectos subvencionados, incentivos a la I+D en la regulación del sector eléctrico, mecanismos de apoyo a los emprendedores innovadores en el sector y una agenda estratégica que priorice tecnologías por las que apostar de manera decidida.

Esta es la principal conclusión del informe “Innovación en energía en España. Análisis y recomendaciones”, presentado esta mañana en la Fundación Ramón Areces por el centro de investigación Economics for Energy. Este documento es fruto del trabajo de investigación más importante realizado en el último año por el centro, en colaboración con el Instituto de Investigación Tecnológica de la Universidad Pontificia Comillas y el Belfer Center for Science and International Affairs de la Harvard Kennedy School.

La inversión en innovación se traduce en nuevas tecnologías que permiten afrontar mejor las demandas crecientes de energía, disminuyendo la dependencia de los combustibles fósiles, limitando los efectos medioambientales e incrementando la eficiencia por la consecuente reducción de los costes. Los autores del informe defienden que los ahorros obtenidos por el sistema energético español podrían suponer más de 70 veces la inversión en I+D para algunas tecnologías, lo que refuerza la conveniencia de apostar por la innovación junto con la posibilidad ya mencionada de que el país se convierta en exportador de tecnología competitiva a nivel mundial y de alcanzar un sistema respetuoso con el medio ambiente y con un bajo riesgo de volatilidad en los precios.

El diagnóstico realizado revela que los recursos destinados en España a innovación energética, sobre todo en relación con la gran inversión en energías limpias durante los últimos años, son muy deficitarios. La inversión pública española por habitante en I+D en energía está por debajo de la media de la Unión Europea y es solo un 10% de la de Japón. Además, en España se dedica a la innovación energética menos de un 1% de lo que se gasta en total en energía.

La falta de inversión en este ámbito es especialmente grave por parte del sector privado. Las empresas energéticas españolas dedican menos a I+D que las de otros sectores (en términos de porcentaje de inversiones en I+D sobre la facturación). En el caso concreto de las renovables, y en contra de la hipótesis inicial de que las primas incentivarían la innovación, las empresas españolas están por debajo de la media europea. Además, aunque la I+D energética española es más productiva que la media europea en términos de publicaciones, se queda muy por debajo en patentes internacionales e ingresos por exportación de energía.

Ahorros y retornos significativos

El informe analiza el ahorro que se podrían conseguir en tecnología en el sistema energético español si aumentara la inversión en I+D en el sector. Tomando como referencia el horizonte 2030, en términos de máximo ahorro alcanzable destaca la tecnología fotovoltaica, con un potencial recorte de los costes de 8.000 millones de euros, seguida de la tecnología de captura y secuestro del CO2, con un ahorro posible de 4.500 millones. Los biocombustibles y la solar alcanzan niveles cercanos a los 3.000 millones de euros para las estimaciones de máximo ahorro, mientras que las centrales de gas y la eólica presentan un potencial más modesto en comparación, por debajo de los 1.000 millones.

En cuanto a los retornos, cuando se consiguen reducciones de coste suficientes para que la instalación de la tecnología resulte rentable, estos se disparan: el ahorro alcanzado puede llegar a representar 70 veces la inversión, como es el caso de la energía solar térmica de concentración. La tecnología fotovoltaica y los biocombustibles pueden alcanzar también retornos muy significativos, de hasta 50 y 45 veces la inversión, respectivamente. Los retornos de la eólica rondan el orden de 14 veces la inversión.

Recomendaciones

En este escenario, en el que quedan claros los beneficios potenciales de intensificar el esfuerzo en innovación energética, los autores del informe plantean reforzar y redirigir la inversión pública en este ámbito y poner en marcha medidas incentivadoras que han demostrado su eficacia en otros territorios.

En primer lugar, se plantea realizar un análisis estratégico de las prioridades en innovación que permita identificar las tecnologías en las que conviene especializarse en España, con un planteamiento flexible que haga posible reconducir el esfuerzo en función de los resultados. Los autores del informe consideran imprescindible que este análisis cuente con la aportación de expertos académicos y del mundo empresarial y sugieren la constitución de un órgano de apoyo al estilo del Consejo de Innovación en Energía estadounidense. A la hora de escoger líneas prioritarias debe tenerse en cuenta su potencial de mejora, el nicho de mercado, las ventajas comparativas de España y los beneficios que se puedan derivar. A priori, en el informe se apunta el potencial en energías limpias, sin excluir otras tecnologías.

Por otra parte, en relación a la imperante necesidad de incrementar la inversión privada, se propone que las administraciones públicas tomen medidas como un seguimiento más exhaustivo de la evolución de los proyectos subvencionados para garantizar la eficacia de la inversión pública y tomar medidas correctoras en caso de ser necesarias. Además, se sugiere un mayor esfuerzo en promover colaboraciones público-privadas en la ejecución de la I+D y, en relación a esto, una mejor coordinación entre los agentes que intervienen en la innovación energética mediante la creación de un centro de excelencia virtual que concentre los esfuerzos de centros de investigación, universidades y empresas alrededor de las tecnologías identificadas como prioritarias.

En relación a las políticas específicas de impulso a la innovación, su necesidad se equipara en el informe a la importancia que tiene que estas estén coordinadas con las políticas energéticas. En este sentido, se hace referencia a lo llamativo que resulta que las fuertes ayudas destinadas en España a la fotovoltaica no se hayan traducido en innovaciones relevantes. Además, se insiste en la importancia de ligar el impulso a la innovación con la regulación en el caso de las eléctricas, introduciendo incentivos a la I+D en los esquemas de remuneración.

El apoyo al emprendimiento innovador en el sector es otra de las recomendaciones incluidas en el informe de Economics for Energy, con medidas específicas de impulso a start-ups energéticas. A esto se suma un mayor esfuerzo en comunicación y divulgación científica en el ámbito de la innovación energética para incrementar la sensibilización social alrededor de la necesidad de invertir recursos públicos y privados en ella con el objetivo de aumentar la eficiencia energética y la competitividad de la economía española.

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