Si Bildu cumple sus planes, el polémico sistema de recogida de la basuras puerta a puerta (PaP)
se habrá implantado en la próxima primavera en otros cinco municipios
de Gipuzkoa: Lezo, Astigarraga, Oñati, Legazpi y Bergara. Llegará un año
después de que los alcaldes de 34 localidades gobernadas por la
coalición abertzale anunciaran, en febrero de 2012, su firme decisión de sumarse a esta iniciativa. La inminente puesta en marcha del puerta a puerta
en estos pueblos ha suscitado una reacción contraria de muchos vecinos
de esas localidades, que han decidido llevar la protesta a la calle y
hacer visible su oposición a los planes de Bildu. Así, la bronca que
mantienen los partidos políticos por la gestión de los residuos ha
terminado por enturbiar la convivencia social.
Bildu ha constatado que crece el grado de contestación popular a su
política de residuos. Fuentes de esta coalición aseguran que no habían
calculado una resistencia tan organizada al puerta a puerta. En
muchos balcones de Astigarraga, Oñati, Legazpi, Bergara y Lezo cuelgan
bolsas de basura que simbolizan su disconformidad con la política de
residuos de los consistorios de la coalición. En Legorreta, las cuelgan
de los árboles.
En Gipuzkoa ya se han creado 35 plataformas contra el PaP en otras
tantas localidades. Han logrado reunir más de 70.000 firmas, asegura
Patxi Amantegi, portavoz de la coordinadora que agrupa a todas las
plataformas. En Zumaia, por ejemplo, han recibido casi tantas adhesiones
como votos obtuvo Bildu en las últimas municipales: 4.201 firmas frente
a 4.806 votos. Y ocurre otro tanto en lugares como Astigarraga, Legazpi
o Lezo, donde esta coalición gobierna con mayoría absoluta.
El movimiento social antiPaP es cada vez más sólido. “Nuestra
clientela no es profirmas, ni acostumbra a ir a manifestaciones o
colocar pancartas, pero están recibiendo de su medicina; están
descolocados y nerviosos”, dice Amantegi en alusión a los seguidores de
Bildu. Ese nerviosismo que cita se ha disparado en Oñati, donde la
plataforma contra el PaP ha decidido disolverse por “miedo a las
represalias” y la “campaña de acoso” que sufre.
En septiembre pasado, unos desconocidos colocaron una pancarta con el
nombre y la fotografía de Lourdes Idoiaga, exalcaldesa del PNV de
Oñati, y la siguiente frase: “Tú serás la primera basura que vamos a
incinerar”. Idoiaga ha vuelto a ser la diana de los violentos. En su
buzón alguien dejó hace unos días un anónimo en el que le amenazan con
ahorcarle en un árbol. “Lourdes, he visto que estáis colocando multitud
de bolsas de basura en este puto pueblo. Mereces un monumento […]
colgada en un árbol, colgada del cuello. […] Ahora, ¿qué? ¿Hasta cuándo
con mentiras?”, dice el escrito.
La izquierda abertzale,
Bildu y el alcalde de Oñati, Mikel Biain, de esta formación, niegan que
existan amenazas, acoso y coacciones. Aseguran que rechazan estas
prácticas y animan a las víctimas a “que lo denuncien”.
El PNV ha asegurado que los habitantes de este municipio y otros del
entorno viven “atemorizados” porque están recibiendo “amenazas” que
llevan el sello de la izquierda abertzale.
En medio de este clima de enfrentamiento social, los partidos siguen
sin ponerse de acuerdo y mantienen enquistado el problema de las
basuras. Lejos de encauzar el debate a través de la negociación, Bildu,
por un lado, y el resto de las formaciones (PNV, PSE y PP), por otro, continúan enfrentadas y sin voluntad de ceder en sus posiciones.
La coalición acepta cualquier solución siempre que no se construya la
incineradora de Zubieta. La oposición se muestra inflexible al exigir
que los acuerdos se den en las Juntas Generales,
donde son mayoría, y se cumpla mientras tanto la actual normativa
foral, que incluye la planta de combustión. Ambas partes han asumido que
este asunto tiene una gran relevancia electoral.
En el proceso de autocrítica que Bildu dice haber hecho tras perder
peso en las pasadas elecciones autonómicas, ha concluido que el problema
de las basuras no le ha ocasionado un desgaste. No obstante, fuentes de
esta formación admiten que “sí ha habido un cambio de estrategia para
lograr una solución”. Abogan por abrir “un debate sosegado” que permita
llegar a “acuerdos políticos y sociales”.
Mientras, otra dura batalla se libra en los pueblos, donde muchos
vecinos no están dispuestos a que, según dicen, les impongan el puerta a
puerta sin una consulta previa.
“Inaceptable juego sucio”
Y sigue el enfrentamiento político con las basuras. La dirigente de la izquierda abertzalede
Gipuzkoa Marian Beitialarrangitia consideró ayer “inaceptable” el
“juego sucio” de PNV y otros partidos a cuenta de las supuestas amenazas
recibidad por plataformas vecinales contrarias al puerta a puerta y
pidió un “debate sosegado” sobre la gestión de los residuos en la
provincia.
Para Beitialarrangoitia, quien compareció ante los periodistas en San
Sebastián, la polémica abierta “obedece a unos intereses ocultos por
hacer que como sea la incineradora vaya adelante y que, por tanto,
prevalezcan los intereses del PNV y de los cercanos a ellos sobre lo que
debería de prevalecer, que es un debate sosegado sobre qué hacemos con
los residuos”. Un debate que, a su entender, ha de ser “quizás más
técnico que político”.
Finalmente, subrayó que el esfuerzo que hará en este terreno la izquierda abertzale
“estará encaminado en el futuro, como lo ha estado hasta ahora, en
reconducir el debate a esos parámetros sosegados que necesita”.
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