Argentina está ilusionada desde hace tres años con la posibilidad de
revertir su creciente déficit energético y convertirse en potencial
mundial en la materia. Desde que Repsol descubriera en Vaca Muerta,
en la provincia patagónica de Neuquén, el mayor yacimiento de
hidrocaburos no convencionales (que hay que extraer mecánicamente porque
no están en pozos de los que salgan por presión o mediante bombeo) de
Latinoamérica, el Departamento de Energía de EE UU ha calcuado que
Argentina cuenta con las terceras mayores reservas de este tipo de gas
en el mundo, detrás de las propias y las de China. Desde que el año
pasado el Estado argentino expropió el 51% que Repsol tenía YPF,
el Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner se ilusiona con extraer
una mayor tajada de Vaca Muerta. Pero los hidrocarburos no
convencionales también están comenzando a alentar algunos debates sobre
su impacto ambiental en este país.
Por primera vez, un municipio de Argentina prohibió a finales de 2012
la explotación de este gas. Los concejales de la localidad de Cinco
Saltos, en la provincia de Río Negro y vecina de la de Neuquén,
aprobaron por unanimidad la que consideran la primera prohibición contra
este tipo de técnica en Latinoamérica, según publicó este jueves el
periódico Página/12.
El gas y el petróleo de yacimientos no convencionales se encuentran en
la roca madre y para extraerlos no solo se requiere de perforaciones,
como es lo usual, sino también de la llamada fractura hidráulica (fracking en inglés), que consiste en inyectar grandes volúmenes de agua y químicos para agrietar esa formación subterránea.
"La explotación de yacimientos no convencionales provoca grandes
riesgos en aguas de superficie y subterráneas", advirtieron los
concejales en su ordenanza. "La extracción genera cantidades de residuos
líquidos que contienen químicos disueltos. No hay garantía de que estos
líquidos permanezcan confinados y no se comuniquen con el agua de
consumo (lo que ha pasado en EE UU, donde se contaminaron las napas)”,
afirman al referirse a la experiencia norteamericana, que ha sido
pionera en la materia y que ha supuesto un progreso para ese país en la
independencia energética respecto de Oriente Medio. "Para cada
perforación se necesitan 200.000 metros cúbicos para la fractura
hidráulica. Se utilizan 500 sustancias, entre las que figuran 17 tóxicos
para organismos acuáticos, 38 tóxicos agudos, ocho cancerígenos
probados. Estas sustancias significan un total de cuatro toneladas de
tóxicos por pozo”, argumentaron los concejales, incluidos los del
kirchnerismo. La industria petrolera afirma que la explotación no
convencional es absolutamente segura.
Cinco Saltos es un municipio que vive de la plantación de manzanas y
peras y teme que la explotación no convencional perjudique esa actividad
y afecte la salud humana, la flora y la fauna. Colectivos de vecinos
comenzaron a alertar contra la fractura hidráulica cuando se enteraron
el año pasado que la petrolera norteamericana Apache había empezado a
operar allí.
Ni en Argentina ni en el resto de Latinoamérica se ha profundizado
demasiado en el debate sobre el impacto ambiental de los hidrocarburos
no convencionales, en contraposición a lo que ha sucedido con la minería
a cielo abierto o las grandes plantaciones de semillas transgénicas. De
hecho, en diciembre pasado el Nobel de la Paz argentino Adolfo Pérez
Esquivel denunció la represión policial contra manifestantes antimineros
en Andalgalá, en la provincia norteña de Catamarca, mientras que en la
de Jujuy, en la misma región, pobladores y ecologistas pidieron al
máximo tribunal provincial que prohibiera los yacimientos a cielo
abierto en la turística Quebrada de Humahuaca, que es patrimonio de la
humanidad según la Unesco.
En EE UU, el estado de Vermont ha prohibido la explotación de
hidrocarburos no convencionales, mientras que los de Nueva York y Nueva
Jersey la han suspendido. En Europa, Bulgaria y Francia también la han
rechazado, Irlanda del Norte ha impuesto una moratoria, mientras que el
debate crece en España.
Los movimientos sociales contra la fractura hidráulica comienzan a
despertar no solo en Río Negro sino también en Neuquén, la también
sureña Chubut y la oriental Entre Ríos. En Neuquén, una diputada
provincial se presentó este año ante la justicia para frenar la
autorización que el Gobierno de su distrito otorgó a la francesa Total
para explotar un pozo no convencional en el área natural protegida de
Auca Mahuida.
En diciembre pasado, la reestatalizada YPF firmó preacuerdos para
explotar los recursos de Vaca Muerta con la norteamericana Chevron y la
argentina Bridas. Repsol ha demandado en Nueva York a estas dos
petroleras porque considera que han negociado con "representantes
ilegítimos de YPF". Bridas, de la familia Bulgheroni, la más rica de
Argentina, ha respondido esta semana con otra querella también en EE UU
contra Repsol por obstruir sus negocios.
Los convenios, que deberán ser ratificados en los primeros meses de
2013, han despertado el interés de los inversores por YPF, cuya acción
se ha recuperado un 70% desde noviembre, desde los 9,21 dólares por
acción (7,04 euros) hasta los 15,70 (12 euros). Sin embargo, aún falta
para que regrese al nivel de 41,51 (31,75 euros) que tenía antes de que
comenzaran los rumores finalmente confirmados de nacionalización de la
empresa, cuyo 49% sigue siendo privado (12% de Repsol) y cotiza en las
bolsas de Buenos Aires y Nueva York. El Gobierno ha dado a finales de
2012 y principios de 2013 otras señales para alentar la inversión de YPF
y otras petroleras al elevar el precios del gas a pie de pozo y reducir
los impuestos a la exportación de crudo.
Habrá que ver si los pactos de YPF son ratificados y si surgen
nuevos, como prometió su presidente, Miguel Galuccio. Sobre Chevron, que
viene de afrontar accidentes ambientales en Brasil y Ecuador, pesa una
sentencia multimillonaria en este último país que se ha traducido en un
embargo de sus activos en Argentina. También queda por dilucidar el
impacto que tendrán o no las por ahora tímidas reclamaciones ambientales
contra el fracking.
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